Visita a la Imagen de NUESTRA SEÑORA LA CONQUISTADORA, que se venera en
la iglesia de San Francisco en la ciudad de Puebla.
La célebre Imagen de
Nuestra Señora la Conquistadora, amparo
de los felices habitantes de la ciudad de Puebla, fué traída de España por Hernán-Cortil; de suerte que seguramente es la más
antigua en la República, pues consta, por información jurídica que se
hizo en 1582 ante D. Alonso de Nava,
que se encuentra en este país desde el año de 1519.
Cortés
la donó a un noble cacique de Tlaxcala, llamado D. Gonzalo
Alxotecatl,
quien la conservó en su poder con gran veneración, hasta que se la dio al padre
Fr. Juan de Rivas,
uno de los fundadores del convento de San Francisco de Puebla: este
religioso la puso en el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció, hasta
que se le fabricó una decente capilla, que es la principal de la banda del
Norte.
«Nuestra Señora la Conquistadora, —dice el Zodiaco Mariano, es de talla como de un
codo de alto, con su divino Niño en el lado izquierdo. Hoy se conserva inserta
en el pecho de un águila de plata, que tuvo de costo más de dos mil pesos, con
las alas extendidas, en ademan de querer volar, representando a la célebre
mujer del Apocalipsis, a quien se dieron dos alas de águila grande para volar
al desierto, y para favorecer con su sombra a los que se valen de su
patrocinio. Hay fundada cofradía de esta sagrada Imagen, que milita debajo de
su nombre y patrocinio y se le hace solemne fiesta todos los años el día de la
Natividad de la Virgen, precediendo un novenario de misas y sermones.»
VIDA DE MARÍA
Presentación al Templo.
Tres años vivió la Purísima Virgen María en
compañía de sus ancianos padres, y apenas los había cumplido, se consagró a
Dios, ofreciéndose en el templo, según aquellos lo tenían prometido. Los
ángeles absortos abren de par en par las grandes puertas, los sacerdotes
reciben a María regocijados, y esta Niña celestial huyendo del mundo, de sus
placeres y comodidades abrazando el retiro, la mortificación y la penitencia,
deseando solo unirse con su Dios, sacrificando las caricias de sus padres y
todo cuanto pudiera serle agradable, y levantando la primera el estandarte de
la virginidad, elevó al cielo la virtud de estos actos, y el Eterno se regocijó
con su agradable olor.
DOCILIDAD DE MARÍA
María, Junco hermosísimo.
(Mammilaria Coronaria.)
¡Cuán
hermoso ejemplo de abnegación nos ofrece María en su presentación al templo!
¡qué obediencia a la voluntad de Dios y a las órdenes de sus padres! Su docilidad, pues, debe ser hoy
objeto de nuestro asombro y consideración, representándonos a María como
gracioso junco, emblema de la docilidad. ¡Qué bellas son las flores del junco!; qué encendido el
carmín de sus multiplicadas hojas! ¡qué graciosos los largos pistilos que
decoran su centro! Pero María ¡cuán hermoso
tendría el carmín de sus mejillas al entrar en el templo! ¡qué graciosa su
purísima alma, centro de su existencia! ¡qué bella a los ojos del Criador, con
aquella docilidad con que obedeció sus mandatos, sin la menor resistencia,
dándonos un ejemplo que nunca debemos olvidar!
ORACIÓN
¡Soberana Reina y excelsa Señora! encendido
está nuestro corazón en amor tuyo, al contemplar la sublime abnegación con que
te presentaste a las puertas del templo de Jerusalén para consagrarte al
servicio del Señor: por el grande mérito que entonces contrajiste a los ojos de
Dios, te rogamos encarecidamente que nos concedas la virtud de la sumisión a las
órdenes de nuestros padres y superiores, y muy especialmente a las de Dios
Nuestro Señor, para que de esa manera conquistes nuestras almas para la gloria,
así como conquistaste, para la fe sacrosanta de tu Hijo crucificado a los dichosos
habitantes de Puebla, por medio de tu sagrada Imagen Conquistadora, y entonces
te iremos a alabar sin cesar por toda la eternidad, en medio de los ángeles y
santos. Amén.
MEDITACIÓN
1— ¡Qué ejemplo tan admirable de obediencia y
docilidad nos dio la Santísima Virgen en su presentación al templo! Era la futura Madre de
Dios, la Reina del cielo y de la tierra, y,
sin embargo, obedeció sin réplica y nosotros, hombres miserables, cargados de
pecados, rehusamos obedecer los divinos preceptos, rehusamos cumplir la ley de
Dios; avergoncémonos al ver que se nos dio tan santo ejemplo por una Niña de
tres años, y enmendémonos para lo sucesivo.
2—Pidámosle
a Dios gracia para cumplir el anterior propósito, porque con solas nuestras fuerzas
nada podemos; y humillemos nuestra soberbia delante de su Divina Majestad, como
medio muy a propósito para conseguir esta gracia.
3—Roguemos
a la Virgen Santísima que apoye nuestras peticiones delante de Dios, y que sirva
a nuestras almas de poderosa egida contra las tentaciones, para que de ese modo
nos obtenga la perseverancia final, completando asi la obra que comenzó al
conquistarnos para el rebaño de Jesucristo, etc.
CANTO
Querubes
y ángeles.
Del
templo en torno
Alegres
cánticos
Alzando
están:
Se
inclinan plácidos,
Y
con sus alas
Forman
magnífico,
Rico
dosel:
Re
gozo trémulos
Incienso
queman,
De
olor suavísimo
Como
el jazmín;
Porque
la espléndida
l.uz
de Solima,
La
blanca y cándida
Perla
de Sion,
Con
gozo místico
Allá
camina,
A
Dios donándole
Su
juventud.
El
mundo pérfido,
Sus
padres mismos,
Y
cuanto diérale
Algún
placer,
Por
Dios altísimo
Luego
abandona,
Por
ir solícita
Hasta
el altar:
Luego
los ángeles
Las
puertas abren,
Y
prosternándose
La
ven venir;
Y
en la purísima,
Divina
huella,
Que
con pie célico
María
dejó,
Dándole
plácemes,
La
boca ponen,
De
asombro estáticos
Con
tal virtud.
En
tanto el pórtico
Pasa
María.
Y
arrodillándose
Ante
el altar;
Como
una tórtola
Inmaculada
Virgen
Purísima,
Se
va a ofrecer.
De
gozo trémulo,
Viendo
el prodigio,
Descendió
rápido
El
serafín:
Y
el cielo estático
Viendo
a María,
Su
Reina altísima
La
proclamó;
Y
al trono espléndido
De
Jehová sumo,
Olor
tan plácido
Jamás
subió.
PRACTICA PARA MAÑANA
—Asistir devotamente al Santo Sacrificio de la
Misa.
MES DE MARIA: LAS FLORES DE MAYO.
Por LUCIO MARMOLEJO (1868).
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