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miércoles, 4 de mayo de 2022

MES DE MAYO, MES DE MARÍA: DÍA TERCERO.


 


Visita a la Imagen de NUESTRA SEÑORA LA CONQUISTADORA, que se venera en la iglesia de San Francisco en la ciudad de Puebla.

 

 

   La célebre Imagen de Nuestra Señora la Conquistadora, amparo de los felices habitantes de la ciudad de Puebla, fué traída de España por Hernán-Cortil; de suerte que seguramente es la más antigua en la República, pues consta, por información jurídica que se hizo en 1582 ante D. Alonso de Nava, que se encuentra en este país desde el año de 1519.

 




   Cortés la donó a un noble cacique de Tlaxcala, llamado D. Gonzalo Alxotecatl, quien la conservó en su poder con gran veneración, hasta que se la dio al padre Fr. Juan de Rivas, uno de los fundadores del convento de San Francisco de Puebla: este religioso la puso en el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció, hasta que se le fabricó una decente capilla, que es la principal de la banda del Norte.

 




   «Nuestra Señora la Conquistadora, —dice el Zodiaco Mariano, es de talla como de un codo de alto, con su divino Niño en el lado izquierdo. Hoy se conserva inserta en el pecho de un águila de plata, que tuvo de costo más de dos mil pesos, con las alas extendidas, en ademan de querer volar, representando a la célebre mujer del Apocalipsis, a quien se dieron dos alas de águila grande para volar al desierto, y para favorecer con su sombra a los que se valen de su patrocinio. Hay fundada cofradía de esta sagrada Imagen, que milita debajo de su nombre y patrocinio y se le hace solemne fiesta todos los años el día de la Natividad de la Virgen, precediendo un novenario de misas y sermones.»

 

 

 

VIDA DE MARÍA

Presentación al Templo.

 

 

   Tres años vivió la Purísima Virgen María en compañía de sus ancianos padres, y apenas los había cumplido, se consagró a Dios, ofreciéndose en el templo, según aquellos lo tenían prometido. Los ángeles absortos abren de par en par las grandes puertas, los sacerdotes reciben a María regocijados, y esta Niña celestial huyendo del mundo, de sus placeres y comodidades abrazando el retiro, la mortificación y la penitencia, deseando solo unirse con su Dios, sacrificando las caricias de sus padres y todo cuanto pudiera serle agradable, y levantando la primera el estandarte de la virginidad, elevó al cielo la virtud de estos actos, y el Eterno se regocijó con su agradable olor.

 





  

DOCILIDAD DE MARÍA

María, Junco hermosísimo.

(Mammilaria Coronaria.)

 

 

   ¡Cuán hermoso ejemplo de abnegación nos ofrece María en su presentación al templo! ¡qué obediencia a la voluntad de Dios y a las órdenes de sus padres! Su docilidad, pues, debe ser hoy objeto de nuestro asombro y consideración, representándonos a María como gracioso junco, emblema de la docilidad. ¡Qué bellas son las flores del junco!; qué encendido el carmín de sus multiplicadas hojas! ¡qué graciosos los largos pistilos que decoran su centro! Pero María ¡cuán hermoso tendría el carmín de sus mejillas al entrar en el templo! ¡qué graciosa su purísima alma, centro de su existencia! ¡qué bella a los ojos del Criador, con aquella docilidad con que obedeció sus mandatos, sin la menor resistencia, dándonos un ejemplo que nunca debemos olvidar!

 

 


 

ORACIÓN

 

 

   ¡Soberana Reina y excelsa Señora! encendido está nuestro corazón en amor tuyo, al contemplar la sublime abnegación con que te presentaste a las puertas del templo de Jerusalén para consagrarte al servicio del Señor: por el grande mérito que entonces contrajiste a los ojos de Dios, te rogamos encarecidamente que nos concedas la virtud de la sumisión a las órdenes de nuestros padres y superiores, y muy especialmente a las de Dios Nuestro Señor, para que de esa manera conquistes nuestras almas para la gloria, así como conquistaste, para la fe sacrosanta de tu Hijo crucificado a los dichosos habitantes de Puebla, por medio de tu sagrada Imagen Conquistadora, y entonces te iremos a alabar sin cesar por toda la eternidad, en medio de los ángeles y santos. Amén.

 

 

MEDITACIÓN

 

 

1— ¡Qué ejemplo tan admirable de obediencia y docilidad nos dio la Santísima Virgen en su presentación al templo! Era la futura Madre de Dios, la Reina del cielo y de la tierra, y, sin embargo, obedeció sin réplica y nosotros, hombres miserables, cargados de pecados, rehusamos obedecer los divinos preceptos, rehusamos cumplir la ley de Dios; avergoncémonos al ver que se nos dio tan santo ejemplo por una Niña de tres años, y enmendémonos para lo sucesivo.

2—Pidámosle a Dios gracia para cumplir el anterior propósito, porque con solas nuestras fuerzas nada podemos; y humillemos nuestra soberbia delante de su Divina Majestad, como medio muy a propósito para conseguir esta gracia.

3—Roguemos a la Virgen Santísima que apoye nuestras peticiones delante de Dios, y que sirva a nuestras almas de poderosa egida contra las tentaciones, para que de ese modo nos obtenga la perseverancia final, completando asi la obra que comenzó al conquistarnos para el rebaño de Jesucristo, etc.

 

 

 

CANTO


Querubes y ángeles.

Del templo en torno

Alegres cánticos

Alzando están:

Se inclinan plácidos,

Y con sus alas

Forman magnífico,

Rico dosel:

Re gozo trémulos

Incienso queman,

De olor suavísimo

Como el jazmín;

Porque la espléndida

l.uz de Solima,

La blanca y cándida

Perla de Sion,

Con gozo místico

Allá camina,

A Dios donándole

Su juventud.

El mundo pérfido,

Sus padres mismos,

Y cuanto diérale

Algún placer,

Por Dios altísimo

Luego abandona,

Por ir solícita

Hasta el altar:

Luego los ángeles

Las puertas abren,

Y prosternándose

La ven venir;

Y en la purísima,

Divina huella,

Que con pie célico

María dejó,

Dándole plácemes,

La boca ponen,

De asombro estáticos

Con tal virtud.

En tanto el pórtico

Pasa María.

Y arrodillándose

Ante el altar;

Como una tórtola

Inmaculada

Virgen Purísima,

Se va a ofrecer.

De gozo trémulo,

Viendo el prodigio,

Descendió rápido

El serafín:

Y el cielo estático

Viendo a María,

Su Reina altísima

La proclamó;

Y al trono espléndido

De Jehová sumo,

Olor tan plácido

Jamás subió.

 

 

PRACTICA PARA MAÑANA

 

 

—Asistir devotamente al Santo Sacrificio de la 

Misa.

 

 

MES DE MARIA: LAS FLORES DE MAYO.

Por LUCIO MARMOLEJO (1868).


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