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viernes, 18 de febrero de 2022

MEDITACIONES: Sobre las diversiones del carnaval.






PUNTO PRIMERO.


   Considera que nada hay más opuesto al espíritu del cristianismo que lo que se llaman diversiones del carnaval; no solo porque es un resto del paganismo, sino también porque nada hay más contrario al espíritu de Jesucristo, a las máximas del Evangelio, a la moral cristiana, y al ejemplo de los santos. Ya se considere su origen, y el fin de esta escandalosa licencia de costumbres; ya se reflexione sobre los perniciosos efectos de estos desarreglos, y sus consecuencias, nada se encontrará que no deba irritar a un espíritu cristiano, nada que no deba alarmar la conciencia. El mes de enero era profanado por los paganos con regocijos impíos, y con un libertinaje de los más disolutos en honor de Baco, dios de la borrachera. He aquí el origen de estas fiestas escandalosas del carnaval. No Habiendo podido el demonio impedir la destrucción del paganismo, ha tratado de hacerle sobrevivir en las abominables costumbres de los paganos. Los cristianos de estos últimos tiempos, condenando y aborreciendo la idolatría que choca al espíritu y a la razón, se han familiarizado poco a poco con aquellos usos que más lisonjean los sentidos. Contentos con mirar con horror el dogma extravagante de los paganos, han adoptado una parte de su moral; y he aquí el principio de esa licencia de costumbres, de esas comidas sensuales, de esos bailes que son el oprobio de la Religión; de esas diversiones de carnaval, origen funesto de la pérdida de tantas almas. ¿Y se pregunta qué mal hay en presentarse en estas partidas de placer, en estas fiestas de carnaval? ¿no debería más bien preguntarse si es posible tomar alguna parte en estas fiestas irreligiosas de carnaval, sin encender la cólera de Dios sobre vosotros, y sobre toda vuestra familia? ¡Qué monstruosa contradicción de creencia y de conducta! Creer todo lo que nuestra Religión nos propone para creer en orden a aquellas terribles verdades que han formado tantos penitentes y tantos mártires; en orden a aquellos peligros de perder la inocencia en el mundo, que han poblado los claustros y los desiertos; en orden a la necesidad indispensable y universal de mortificarse continuamente, de macerar la carne, de hacer penitencia para salvarse; en orden, en fin, al alejamiento de las ocasiones de pecar , y al carácter de la vida cristiana: ¿ creer todo esto, y gustar de las diversiones del carnaval, y tomar parte en estas diversiones? ¿conocéis bien la irregularidad, la impiedad, la extravagancia de una conducta tan lamentable?

 



 

PUNTO SEGUNDO.

 

   Considera la indignidad extravagante de los motivos, todos los mas irreligiosos, los más frívolos, que sirven de pretextos para el uso escandaloso de las diversiones del carnaval. El  ayuno y la penitencia que debe hacerse en el tiempo de Cuaresma es uno de los principales pretextos para estas licenciosas diversiones. Se debe guardar una abstinencia rigorosa, se debe ayunar por espacio de cuarenta días; es preciso, pues, otros cuarenta días antes, indemnizarse con adelanto de esta rigorosa abstinencia: es preciso hacer penitencia de sus pecados durante el santo tiempo de Cuaresma; pues también lo es el permitirse toda suerte de excesos, exponer la inocencia a todos los peligros, manchar su alma con mil pecados, conceder a sus sentidos todo género de libertades, abrazar todos los placeres crimínales, antes de hacer esta penitencia. Se debe hacer una vida cristiana durante la Cuaresma, preciso es prevenir este tiempo de regularidad por una vida toda pagana; será necesario guardar los mandamientos de Dios por todo este santo tiempo, también lo será el violarlos en las seis semanas que le preceden; habrán de humillarse nuestras cabezas bajo de la ceniza el primer día de Cuaresma, hágase, pues, ostentación de un lujo fastuoso durante el carnaval; se deberá, en fin, asistir al sermón en este tiempo de penitencia, saciémonos, pues, con los bailes y con espectáculos antes de los días del arrepentimiento. Dios pide un culto particular durante la Cuaresma, preciso es darle al demonio, durante el carnaval, el que él exigía en otro tiempo de los paganos. Y he aquí las razones en que se pretende apoyar la licencia que se toma en estos días de disoluciones; he aquí con lo que se trata de autorizar un uso, que la menor noción del Evangelio, la más ligera tintura de la religión proscribe, reprueba y condena. ¡Qué error, qué extraña ceguera la de los cristianos de nuestros días, el no ver la indignidad, la irreligión, la impiedad de una conducta tan escandalosa! ¿Y nos quejamos, después de esto, de los azotes continuos con que Dios castiga a pueblo? ¿Extrañamos ver que la fe se entibia todos los días? ¿Clamamos contra el pequeño número de los elegidos? Después de esto ¿se cuenta con algunos ademanes de religión que no son delante de Dios más que una visible mojiganga? Y lo que debe todavía excitar mas la indignación es que aquellos que más se entregan a estos desarreglos, a estas disoluciones a estos excesos bajo el miserable pretexto del ayuno y de la abstinencia de Cuaresma, son los que no le guardan.

 



 

   ¡Ah Señor! ¡Cual es nuestra ceguera! ¿Pudo darse jamás una locura más grande, ni más criminal? Ilustrad, Señor, este entendimiento embrutecido por los sentidos; tocad este corazón para hacerle volver de su extravío; dadme vuestra gracia, Dios de misericordia, porque estoy resuelto a reparar con mi conducta verdaderamente cristiana, los días que he pasado hasta aquí como pagano.

 

 


 

JACULATORIAS.

 

   Apartad, Señor, mis ojos de todos los ejemplos peligrosos, y haced que marche con valor por vuestros santos caminos. (Salmo. 118.)

 

 

   Afirmad, Señor, vuestra ley en el corazón de vuestro siervo, manteniendo en él el temor de desagradaros. (Salmo. 118.)

 

 

PROPOSITOS.

 

 

1— Si el deseo de nuestra salvación, si el celo de la religión, si la obligación de dar buen ejemplo nos interesa, tengamos presente que en ningún tiempo como en este deben darse a conocer. Privaos, pues, absolutamente de todas las diversiones profanas; es una práctica de piedad muy agradable a Dios, y muy sobremanera útil, el estar más retirado, más devoto, más mortificado en este tiempo, que en cualquiera otro del año. No solo no toméis parte en estas diversiones del carnaval, sino también privaos durante estos días hasta de las más lícitas; vosotros experimentaréis bien pronto cuanto agrada a Dios esta práctica. Aumentad, durante el carnaval, vuestros ejercicios de piedad: haced un poco más de oración, aunque no sea más que un cuarto de hora. Rezad el oficio parvo de la Santísima Virgen, y no dejéis de visitar todas las tardes a Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Confesad y comulgad con más frecuencia que lo ordinario.

 



2 —No os contentéis con observar una conducta del todo contraria al espíritu del mundo; inspirad los mismos sentimientos a vuestros hijos, y a todos los que están a vuestro cargo. Inclinadles a que se priven de todo lo que se llama diversiones de carnaval, sobre todo de los bailes y de los espectáculos profanos. Las diversiones domésticas pueden permitirse con tal que sean cristianas. Es una industria santa el compensar así a vuestros hijos. por estos pequeños festines entre la familia. Pero lo que es de un gran mérito delante de Dios, es si dais a los pobres lo que hubierais expendido en vuestros placeres, si hubieseis seguido el torrente. ¡Cuántas familias honestas carecen de lo necesario, al paso que se prodiga en banquetes espléndidos lo que bastaría para mantener a muchos! Usad, pues, de esta santa industria.

 

 

“AÑO CRISTIANO”

Por el PADRE JUAN CROISSET.