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domingo, 2 de septiembre de 2018

ROSARIO CON SAN PÍO X



INSTAURARE OMNIA IN CHRISTO


Misterios gozosos


1º La Anunciación.

«Para llegar a Dios no hay más que un camino: el de la humilde oración. No somos más que los portadores de los dones que Dios ha puesto en nosotros», decía San Pío X.


Jesús, el Hijo del Altísimo, se encarnó en el seno de María. Dios obró grandes cosas en Ella porque vio la humildad de su sierva. En cada comunión Dios viene a nosotros para obrar grandes cosas, para llenarnos de su gracia y de sus dones.

Que la Virgen María prepare nuestros corazones para hacer de ellos los portadores de Jesús.



2º La Visitación.

«He venido para servir, no para que me sirvan. Soy el servidor de los servidores de Dios», decía San Pío X.


La Virgen, que llevaba a Jesús en su seno, «se levantó y fue apresuradamente a la montaña» para ayudar a su prima santa Isabel. En cada comunión Dios viene a nosotros para aumentar la caridad: amor de Dios y amor del prójimo.

Que la Virgen María prepare nuestros corazones para hacer de nosotros cada vez más los servidores de los servidores de Dios.



3º El Nacimiento del Niño Jesús.

«La choza de Belén es una escuela… Jesús ha querido nacer pobre para que cada uno, sin excepción, pueda ir a Él, y por eso se mostró bajo aspecto de un niño», decía San Pío X.

En cada comunión Jesús se presenta a nosotros en la pobreza y la sencillez de una Hostia. 

Que la Virgen María prepare nuestros corazones para que nos acerquemos a Jesús en la Eucaristía lo más seguido posible y con la confianza de un niño.


4º La Presentación de Jesús en el Templo.

«Estén siempre listos para sacrificar constantemente todo lo que les pertenece, hasta la vida misma, por la gloria de Dios y el triunfo de la Iglesia», decía San Pío X.


El día de la Presentación de Jesús en el Templo, Simeón predijo a María que una espada traspasaría su corazón. Así María une al sacrificio de su Hijo el suyo. En cada comunión recibimos a Jesús en su Sacrificio por nosotros.

Que la Virgen María disponga nuestros corazones para saber sacrificar todo por Jesús.


5º El hallazgo del Niño Jesús en el Templo.

«La comunión es el medio más corto y seguro para ir al Paraíso», decía San Pío X.


José y María buscan a Jesús, y al cabo de tres días lo hallan en el Templo. Cada día Jesús nos espera en la Iglesia, en el Sagrario, en la Comunión. 

Que la Virgen María nos lleve a recurrir cada vez más a Jesús en la Eucaristía, ya que es el camino más corto y más seguro para ir al Paraíso.



Misterios dolorosos


1º La oración de Jesús en el huerto de los Olivos.

Nuestro Señor invita a San Pedro para que lo acompañe en su agonía.
San Pío X, pastor de una fe inquebrantable y de una exquisita caridad, acompañó a Nuestro Señor toda su vida.

«Trabajemos y suframos por amor a la Iglesia y por el honor de la Iglesia», le gustaba repetir.

Oh Virgen María, haz que trabajemos y suframos por el honor de la Iglesia, nuestra Madre.


2º La Flagelación.


El cuerpo de Nuestro Señor azotado es la imagen de la Iglesia perseguida, ultrajada por la falsa doctrina.

«Dios, cuya Providencia todo lo dispone, quiere que a la Iglesia nunca le falten sufrimientos para que sea digna de su Esposo», decía San Pío X.


Oh Madre Dolorosa, haz que nuestros sufrimientos nos fortalezcan y nos hagan dignos hijos de la Iglesia.


3º La Coronación de espinas.


Hombres sumidos en la más profunda mentira e ignorancia coronan de espinas al Rey de reyes.

San Pío X comprendió que para defender la verdad era necesario conocer, amar y sufrir junto a Nuestro Señor. Escribió una y otra vez: «Estoy dispuesto a sufrirlo todo para guardar el depósito que Cristo me ha confiado».

Oh Madre nuestra, haz que amemos y suframos junto a Nuestro Señor para guardar la fe.


4º Jesús camino del Calvario.


Fue difícil transitar el camino de la Cruz y, sin embargo, fue el más amado de todos los caminos de Nuestro Señor.

«No tengo más que un camino una mira, el crucifijo», decía San Pío X, y eso es lo que le permitió permanecer fiel a la misión doctrinal que Jesús le había confiado.

Virgen María, haz que no tengamos más que un camino y una aspiración: Jesús crucificado.


5º Crucifixión y muerte de Jesús.


«En la presencia y con la mirada de María se consumó el divino sacrificio que nos redimió. Al recuerdo de este sacrificio María recibe las oraciones de los que le rezan, y nos obtiene de su Hijo el perdón de nuestras culpas».

Oh Virgen María, concédenos la gracia de ser valerosos soldados cristianos para combatir por nuestra fe bajo el estandarte de la Cruz.



Misterios gloriosos


1º La Resurrección.

«Llegó Jesús cerradas las puertas y se puso en medio de ellos y dijo: ¡La paz sea con vosotros! Después dijo a Tomás: Trae tu dedo aquí y mira mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente. Le respondió Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le respondió: Porque has visto has creído. Bienaventurados los que creyeren sin haber visto».

San Pío X decía: «Sublime misión es la nuestra, porque más allá de este mundo pasajero, ella apunta a los bienes inmortales; ninguna frontera los encierra; nuestra misión ha de abarcar los intereses del universo, asegurar el respeto de los preceptos evangélicos, extender por fin toda nuestra solicitud no sólo a los fieles, sino también a todos los hombres por quienes Cristo ha muerto».

Pidamos por la propagación de la fe: que en todos lugares, y especialmente en nuestra patria, la Virgen María reconquiste los gobiernos y los fortalezca para establecer un orden social cristiano.


2º La Ascensión.

«A la vista de ellos fue elevado, y una nube lo ocultó a sus ojos, y mientras tenían fijas sus miradas en El, que se iba al cielo, dos varones con vestidos blancos se les presentaron y les dijeron: Varones de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Este Jesús, que de en medio de vosotros os ha sido arrebatado al cielo, vendrá de la misma manera que le habéis visto ir al cielo».

«Tomemos valor de Aquel que nos fortalece, dice San Pío X, y poniendo manos a la obra, sostenidos por la fortaleza divina, declaramos que nuestra meta es restaurarlo todo en Cristo, para que Cristo sea todo en todos».

Pidamos al Corazón Inmaculado de María que restaure las familias en la gracia de su divino Hijo, para que Cristo lo sea todo en todos.


3º Pentecostés.


«Al cumplirse el día de Pentecostés, se les aparecieron unas lenguas repartidas como de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos. Entonces todos fueron llenos del Espíritu Santo».

«Los apóstoles, nos dice San Pío X, llenos del Espíritu Santo, salieron del Cenáculo para predicar al mundo el reinado de Cristo. Que descienda igualmente sobre nosotros la virtud del mismo Espíritu, que Él suavice todo lo duro, que Él encienda a las almas frías, y que Él vuelva a los senderos rectos todo lo que se ha desviado».

Pidamos para que por medio de las gracias del Espíritu Santo se restaure el apostolado de la Iglesia.


4º La Asunción de María Santísima.

«Elevada estoy cual cedro sobre el Líbano, y cual ciprés sobre el monte Sión».

Escuchemos a San Pío X: «La dulcísima Virgen, que manifiestamente amó a esta Iglesia que Cristo adquirió con su sangre, hará que no tengamos que esperar por largo tiempo los goces de la paz divina».

Pidamos la restauración de la juventud, que vuelva a la esperanza y al deseo del cielo.


5º La Coronación de María Santísima.


«Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer revestida del sol y con la luna bajo sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas».

San Pío X escribe: «María vela por nosotros desde lo alto del cielo y trabaja, con inagotables oraciones, por la Iglesia».

Roguemos por la propagación de una verdadera devoción al Corazón Inmaculado de María: por María se restaurará todo en Cristo.



HOJITAS DE FE.
Seminario Internacional Nuestra Señora Corredentora
Moreno, Pcia. de Buenos Aires


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