I. Por la sangre de
Cristo fue confirmado el
nuevo Testamento. Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre (1 Cor 11,
25)
La palabra testamento se emplea de dos maneras:
1º) Comúnmente por todo pacto. En este sentido Dios concertó dos pactos
con el género humano: prometiéndole bienes temporales y librándolo de males
temporales, lo cual se llama antiguo testamento; y prometiendo bienes
espirituales y librando de los males opuestos a ellos, lo cual se llama nuevo testamento.
Haré nueva alianza con la
casa de Israel, y con la casa de Judá; no según el pacto que hice con los
padres de ellas, en el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra
de Egipto... Mas éste será el pacto... Pondré mi ley en las entrañas de
ellos... y yo seré su Dios (Jer 31, 31-33)
Había entre los antiguos la costumbre de derramar la sangre de alguna víctima
para confirmar el pacto. De este modo Moisés tomó la sangre y la esparció sobre
el pueblo y dijo: Ésta es la sangre de la alianza que ha concertado el Señor con
vosotros (Gen 24, 8)
Por lo tanto, así como el antiguo testamento o pacto fue confirmado con la
sangre figurativa de los toros, del mismo modo el nuevo testamento o
pacto fue confirmado con la sangre de Cristo, que fue derramada por la Pasión.
2º) En su segunda
acepción la voz testamento se toma más restringidamente por la disposición de
la herencia que ha de percibirse. Tomado así el testamento, no se confirma sino
por la muerte, pues como dice el Apóstol: Porque el testamento no tiene fuerza sino por
la muerte; de otra manera no vale mientras que vive el que hizo el testamento (Hebr 9, 17)
Dios había tomado
primeramente disposición acerca de la herencia eterna, mas bajo la figura de los bienes
temporales, lo cual pertenece al antiguo testamento.
Posteriormente hizo el nuevo testamento prometiendo expresamente la herencia
eterna, lo cual fue confirmado efectivamente por la sangre de la muerte de Cristo. Por
consiguiente, dijo el Señor acerca de esto: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi
sangre, como
si dijese: Por lo que se contiene en este
cáliz, se conmemora el nuevo testamento, confirmado por la sangre de Cristo.
(In I Cor., XI)
II. Otras utilidades de la sangre de Cristo:
1º)
La purificación de nuestros pecados e inmundicias. Nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con
su sangre (Apoc 1, 5).
2º) Nuestra redención. Nos has redimido para
Dios en tu sangre (Ibíd. 5, 9)
3º) Nuestra reconciliación con Dios y con
los ángeles. Pacificando por la sangre
de su cruz, tanto lo que está en la tierra, como lo que está en el cielo (Col 1, 20).
4º) La bebida y embriaguez de los que
la toman.
Bebed de éste todos (Mt 26, 27).
Para que bebiera sangre
purísima de uva (Deut 32, 14).
5º) Apertura de la puerta celestial.
Por tanto, hermanos, teniendo
confianza de entrar en el santuario por la sangre de Cristo (Hebr 10,
19), esto es, la
oración continua por nosotros ante Dios. Porque todos los días la sangre clama
al Padre por nosotros. Os habéis llegado... a la aspersión de la sangre, que habla mejor
que la de Abel (Hebr 12, 22-29). La sangre de Abel clamó
venganza, la sangre de Cristo pide indulgencia.
6º) Sacar del infierno a los santos. Tú también por la sangre de tu testamento
hiciste salir tus cautivos del lago en que no hay agua (Zac 9, 11).
(Serm.,
in Dom. de Passione)
MEDITACIONES — Santo Tomás de Aquino
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