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viernes, 27 de marzo de 2020

Viernes de la cuarta semana de Cuaresma: LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DEL SEÑOR.





   I. Por la sangre de Cristo fue confirmado el nuevo Testamento. Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre (1 Cor 11, 25)


   La palabra testamento se emplea de dos maneras:

   1º) Comúnmente por todo pacto. En este sentido Dios concertó dos pactos con el género humano: prometiéndole bienes temporales y librándolo de males temporales, lo cual se llama antiguo testamento; y prometiendo bienes espirituales y librando de los males opuestos a ellos, lo cual se llama nuevo testamento. Haré nueva alianza con la casa de Israel, y con la casa de Judá; no según el pacto que hice con los padres de ellas, en el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto... Mas éste será el pacto... Pondré mi ley en las entrañas de ellos... y yo seré su Dios (Jer 31, 31-33) Había entre los antiguos la costumbre de derramar la sangre de alguna víctima para confirmar el pacto. De este modo Moisés tomó la sangre y la esparció sobre el pueblo y dijo: Ésta es la sangre de la alianza que ha concertado el Señor con vosotros (Gen 24, 8) Por lo tanto, así como el antiguo testamento o pacto fue confirmado con la sangre figurativa de los toros, del mismo modo el nuevo testamento o pacto fue confirmado con la sangre de Cristo, que fue derramada por la Pasión.


   2º) En su segunda acepción la voz testamento se toma más restringidamente por la disposición de la herencia que ha de percibirse. Tomado así el testamento, no se confirma sino por la muerte, pues como dice el Apóstol: Porque el testamento no tiene fuerza sino por la muerte; de otra manera no vale mientras que vive el que hizo el testamento (Hebr 9, 17) Dios había tomado primeramente disposición acerca de la herencia eterna, mas bajo la figura de los bienes temporales, lo cual pertenece al antiguo testamento. Posteriormente hizo el nuevo testamento prometiendo expresamente la herencia eterna, lo cual fue confirmado efectivamente por la sangre de la muerte de Cristo. Por consiguiente, dijo el Señor acerca de esto: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre, como si dijese: Por lo que se contiene en este cáliz, se conmemora el nuevo testamento, confirmado por la sangre de Cristo.


(In I Cor., XI)



   II. Otras utilidades de la sangre de Cristo:

   1º) La purificación de nuestros pecados e inmundicias. Nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre (Apoc 1, 5).

   2º) Nuestra redención. Nos has redimido para Dios en tu sangre (Ibíd. 5, 9)

   3º) Nuestra reconciliación con Dios y con los ángeles. Pacificando por la sangre de su cruz, tanto lo que está en la tierra, como lo que está en el cielo (Col 1, 20).

   4º) La bebida y embriaguez de los que la toman. Bebed de éste todos (Mt 26, 27). Para que bebiera sangre purísima de uva (Deut 32, 14).

   5º) Apertura de la puerta celestial. Por tanto, hermanos, teniendo confianza de entrar en el santuario por la sangre de Cristo (Hebr 10, 19), esto es, la oración continua por nosotros ante Dios. Porque todos los días la sangre clama al Padre por nosotros. Os habéis llegado... a la aspersión de la sangre, que habla mejor que la de Abel (Hebr 12, 22-29). La sangre de Abel clamó venganza, la sangre de Cristo pide indulgencia.

   6º) Sacar del infierno a los santos. Tú también por la sangre de tu testamento hiciste salir tus cautivos del lago en que no hay agua (Zac 9, 11).


 (Serm., in Dom. de Passione)


MEDITACIONES — Santo Tomás de Aquino


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