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viernes, 14 de junio de 2024

JUNIO: MES DEL SAGRADO CORAZON DE JESÚS. DÉCIMO CUARTO DÍA: El Corazón de Jesús, Modelo del nuestro.

 



Jardín del Sagrado Corazón de Jesús. Breve Mes en su honor POR Gabino Chávez, Pbro. México año 1901.

“Entra en este jardín delicioso para reanimar tu alma enferma” — (El Señor a la Santa Margarita María Alacoque)

 

 Acto de Contrición.

 

   Adorable Salvador mío, lleno de confusión y de vergüenza, vengo a postrarme a vuestras plantas, a pediros perdón y misericordia; bien conozco, Señor, que no lo merezco, antes soy indigno de ser escuchado pues innumerables veces he despreciado la gracia recibida, abusando de vuestra bondad y clemencia; el conocimiento de mi infidelidad é inconstancia me acobarda y desalienta, porque el ingrato no es digno de nuevos favores; pero vuestra voz dulcísima me alienta y anima cuando dice: “Venid a mí todos” ¿Conque aún es tiempo, Jesús mío? ¿puedo aun esperar el perdón y la misericordia? ¡Oh Corazón compasivo de mi Jesús! ¡Bendito seáis! ¡a Vos me acojo, sed Vos mi asilo, mi refugio, mi esperanza y mi consuelo! Padre Eterno, mucho os he ofendido y he sido muy ingrato correspondiendo los favores con ofensas; mas ya me arrepiento muy de veras; perdonadme, y recibid en desagravio el Corazón amorosísimo de Jesús vuestro Hijo: yo os ofrezco sus méritos, sus virtudes y sus penas; y por ellos espero el perdón y la gracia de vuestro amor. Amén.

 

Oración preparatoria para todos los días.

 

   Amabilísimo Jesús mío, que con tanto amor convidasteis a la bienaventurada Margarita a que entrase en vuestro Sagrado Corazón, como en un jardín delicioso lleno de flores de admirable variedad, de incomparable hermosura y suavísima fragancia, diciéndole que escogiese cuantas le agradasen. ¡Ah Señor! permitidme entrar, aunque tan indigno, en ese jardín florido, en ese paraíso de celestiales delicias, en vuestro divino Corazón, y si queréis que escoja las flores que me agraden, yo os pido el lirio de la pureza, la rosa del amor, y la violeta de la humildad, ya que con estas las tendré todas, pues son inseparables; y teniéndolas todas mi corazón, a semejanza del vuestro, se transformará en un jardín de delicias para Vos, y entonces podré deciros con la esposa: “Venga mi Amado a su huerto.” Concededme, Señor, esta gracia; quitad de mi corazón las espinas del pecado, destruid todo lo que en él os desagrada, y plantad todas las flores que os deleiten, para que no haya en mí cosa que os disguste, ¡oh mi Dios, y mi amor, y todo mi bien! Así sea.




DÍA CATORCE (14 de junio).

 

 

El Corazón de Jesús, Modelo del nuestro.

 

 

1. Nuestro divino Salvador, no sólo vino a enseñarnos con su predicación y su doctrina, sino también con su vida y ejemplo: y así, si Dios mandó escuchar sus palabras cuando dijo: “á El escuchad.” (Mat. XVII, 5) su santísima Madre recomendó también hacer lo que Él mandase. Y por eso se dice igualmente en los libros santos que Jesús comenzó a hacer y enseñar, es decir a dejarnos ejemplo que imitar con sus acciones, y preceptos que escuchar con su doctrina. Es, pues, el Señor nuestro modelo al que debemos siempre atender e imitar, como Él mismo nos lo recomienda diciendo: el que quiera ser mi discípulo, tome su cruz, y sígame; y al que le preguntaba qué haría para salvarse; también le dijo: “ven y sígueme" (Luc. XVIII, 22.) Y el Príncipe de los apóstoles insiste también en que debemos seguir las huellas del Salvador que para esto quiso padecer, para dejarnos ejemplo. Y San Pablo declara que los predestinados deben ser conformes a la imagen del Hijo de Dios (Rom. VIII, 29). Jesucristo es, pues, nuestro modelo.

 

 

2. Pero especialmente ha querido Él mismo poner por modelo su sacratísimo Corazón cuando ha dicho: “Aprended De mí que soy manso y humilde de corazón.” (Mat. XI, 29).

   En esta vida, y en medio de los hombres, nada necesitamos tanto como la mansedumbre y la humildad: el prójimo, ya por malicia, ya por pura flaqueza, nos es motivo de muchos sufrimientos: si le toleramos con mansedumbre, y humildemente le tenemos paciencia, con sólo esto tendremos para salvarnos. Y por esto el Corazón de Jesús se nos propone por modelo de humildad y mansedumbre, aunque Él es ejemplar de todas las virtudes. Manso con la pecadora Magdalena, manso con la Samaritana, mansísimo con la adúltera, manso y muy manso con el criado que le abofetea, y con los verdugos que le crucifican, y con los fariseos que lo escarnecen. Imitemos a este divino Corazón modelo de todas las virtudes y como el amor hace fácil y hasta incansable la imitación del amado, encendámonos en amor suyo y así le imitaremos fácilmente.

 

 

 

Práctica. Pensar, si tenemos enemigos. como está nuestro corazón para con ellos, y con todo él, perdonarlos.

 

 

Oración.

 

   Mira y haz conforme el ejemplar que en el monte se te ha mostrado, dice la divina Escritura, (Act. VII. 44) y ese monte es el Calvario, y ese modelo sois Vos, Salvador mío: es vuestro benignísimo Corazón, gimiendo de angustia, perdonando al ladrón, rogando por vuestros enemigos, y dejándonos en vuestra Madre, el legado más rico y precioso. Haced que os imitemos, rogando por nuestros enemigos, llorando nuestros pecados, y amando cada día más a María nuestra Madre.



Oración Final

 

   Corazón de mi Jesús, ya he procurado entrar en el jardín que sois Vos, meditando alguno de vuestros títulos gloriosos, o de vuestros oficios misericordiosos, o de vuestras dignidades maravillosas; ya me he sentado por algunos instantes bajo de la sombra de aquel que había deseado, y he aspirado el aroma de sus purísimas flores, y he saboreado alguno de sus frutos, dulcísimos a mi garganta. Haced, Corazón divino, que yo me nutra con tan regalados manjares, que yo no quiera habitar ya entre la turba de las criaturas; sino que en Vos ponga el dulce nido donde fomente los santos deseos, y los fervientes afectos; y que en vuestro adorable Corazón haga perpetua morada; que allí habite, pues para eso lo he escogido, y allí me vea siempre libre de mis enemigos, siempre lleno de amor para con Vos, siempre agradecido a vuestras grandes finezas; y pasando mi vida allí escondido, como el santo Job pueda allí exclamar: “En mi nidito moriré; y como la palma multiplicaré los días,” (Job. XXIX , 18) siendo trasplantado a los jardines eternos del paraíso celestial. Amén.

 

—Un Credo al Sagrado Corazón.

 

Jaculatoria

 

. Corazón de Jesús, jardín de celestiales delicias.

. En tí viva, y en tí muera, y te goce eternamente.

 

 


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