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domingo, 1 de mayo de 2022

MES DE MAYO, MES DE MARÍA: PREPARACION PARA EL DÍA 30 DE ABRIL.


 

ORACIÓN

 

   ¡Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y de los hombres! Aquí nos tienes humildemente prosternados ante tus plantas soberanas, arrepentidos de todo corazón de los disgustos qué te hemos ocasionado con nuestros pecados: venimos a pedirte tu maternal bendición, para comenzar con auspicios favorables los piadosos ejercicios, por cuyo medio vamos a consagrarte el próximo mes de Mayo. No desprecies ¡oh Virgen Sacratísima! nuestro humilde don: es cierto que te lo ofrecen unos miserables pecadores, pero también lo es, que sinceramente arrepentidos de sus culpas, imploran de rodillas el perdón, y se acogen a la sombra poderosa de tu manto, para ponerse a cubierto de los rayos de la divina Justicia. Danos, Señora, perseverancia, para que no desmaye nuestra devoción en todo el mes que vamos a consagrarte, sino que, por el contrario, se aumente cada dia, para que al concluir nos encontremos con el corazón de tal manera inflamado en tu amor, que nunca volvamos a ofender a tu amabilísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, lo cual será para nosotros una prueba de que están perdonados nuestros pasados yerros, y una prenda segura de que obtendremos la Bienaventuranza, para alabarte y bendecirte con los ángeles y santos, por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

ORACIÓN

Que se dirá todos los días antes de la meditación.

 

 

   Advierte, alma mía, que estás en la presencia de Dios, mas íntimamente presente a Su Majestad, que á tí misma. Está mirando el Señor todos tus pensamientos, afectos y movimientos interior y exteriormente. Lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más: pobre, miserable é inmunda, con la abominable lepra de todos los pecados con que has ofendido hasta aquí su infinita bondad. Pero el Señor, obligado del peso de su misma infinita misericordia, desea más que tú misma darte el perdón general de todas tus culpas y el logro de esta meditación. ¿Qué hicieras, si supieras que era la última de tu vida? Puede ser que no tengas otra de tiempo tan oportuno. Ahora puedes conseguir con un pequé de corazón, lo que no conseguirán con eterno llanto los condenados en el infierno, que es el perdón de tus pecados. Alerta, pues: no pierdas tiempo tan precioso, por amor de Dios.

 

   Creo, Señor, que estáis íntimamente presente a mi corazón. Os doy las gracias por los innumerables beneficios que he recibido, y recibo en cada instante, de vuestra infinita liberalidad y misericordia, especialmente porque me habéis conservado hasta aquí la vida, habiendo yo merecido tantas veces las penas del infierno por mis pecados. Concededme, Padre amorosísimo, un corazón agradecido a vuestras grandes misericordias, y el logro de esta meditación, a mayor honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Esté yo en vuestra divina presencia con la humildad, atención y reverencia de alma y cuerpo que corresponde en una vilísima criatura, cual yo soy, que tantas veces os ha despreciado con ofenderos en vuestra misma presencia. Detesto de todo mi corazón mis pasadas ingratitudes; las aborrezco, por ser ofensas de vuestra infinita bondad: me pesa en el alma de haberos ofendido, por ser quien sois. Quisiera deshacer todos mis pecados, por ser desprecio de un Dios infinitamente bueno. Dadme, Criador y Dueño mío amabilísimo, verdadera contrición de todos mis pecados, y propósito firmísimo de la enmienda.

 

   Bien conozco que no hay en mí otra cosa que la nada, y sobre la nada el pecado. No soy en vuestra divina presencia más que un condenado, y condenado tan innumerables veces, cuantas he repetido las ofensas de vuestra infinita bondad. Compadeceos, Dios mío, de mis tinieblas: no permitáis que pierda tiempo tan oportuno. Enseñadme a tener oración; regid mi memoria; alumbrad mi entendimiento; moved mi voluntad. Obligaos de vuestra misma bondad y de los méritos infinitos de vuestra Santísima vida, pasión y muerte, y de los méritos é intercesión de vuestra Santísima Madre. Poned, Señora, en mi corazón aquellos pensamientos, afectos y determinaciones que son del agrado de vuestro Santísimo Hijo.

 




 

MEDITACIÓN

 

1— ¿Con qué sentimiento debemos presentarnos delante de María para obsequiarla en el Mes de MAYO? Amor, humildad, respeto, deseo muy ardiente de agradarla, y de cumplir en todo con su santísima voluntad.

2—Propósito firme de emplear todo el mes en buenas obras, y rendidas gracias que debemos dar a Dios, por habernos concedido este tiempo para emplearlo en servicio de su Santísima Madre, y andar por consiguiente un gran pedazo en el camino de nuestra salvación.

3—Pensar desde ahora en los frutos espirituales que debemos sacar de esta devoción, como avivar nuestra fe, esperanza y caridad, aumentar más y más nuestro amor a María, ser más compasivos con los pobres, etc.

 

 

 

ORACIÓN

Que se dirá todos los días después de la Meditación.

 

 

   ¡Clementísimo Dios y Señor de mi corazón! ¡dulcísimo Jesús mío! ¡sacramentado dueño de mi alma! Os doy las gracias con todo el afecto de mi pobre corazón, porque me habéis concedido este tiempo para que medite. Perdonad, Señor, las distracciones, negligencias, flojedad y todos los demás defectos en que he incurrido en esta Meditación: quedo en ella convencido... y resuelto... Conozco que todos mis pecados, aunque tan enormes, no pueden extinguir vuestra infinita bondad: en ella espero firmemente que me habéis de ayudar con vuestra gracia, para que eternamente os ame, os sirva, conozca y ponga por obra vuestra santísima voluntad. Asi lo espero de vuestra infinita piedad y misericordia, y de los méritos y poderosísima intercesión de vuestra Santísima Madre.

 

 — Ave María.

 

 

 

CANTO

 

 

Salve, Sagrada Virgen.

Estrella de la mar,

Hija, Madre y Esposa

De la alta Trinidad:

¡Salve mil veces! ¡salve,

Consuelo del mortal!

Que al hombre guias tierna,

Cual faro celestial.

Al suelo nuestras frentes

Venimos a postrar,

Humilladas delante

Las gradas de tu altar,

Pidiéndote, Señora,

Te dignes aceptar

Los dones que te ofrece

El misero mortal.

Son pobres, pero el hombre

No puede darte más;

Por eso ha de tomarlos

Tu mano virginal.

El lirio y la azucena.

La rosa y el azahar

Del floreciente Mayo,

Te vamos a donar;

Y en su perfume envuelto,

Queremos enviar

El corazón ardiente

A tu sagrado altar.

El corazón, Señora,

De amor henchido va:

Acéptalo, y entonces

Mas dicha no querrá.

Bendice los esfuerzos

Que a hacer tus hijos van,

Por ensalzar tus glorias

Con amoroso afán;

Y a ver tu rostro bello

Al cielo subirán,

Y á ti, querida Madre,

Y a Dios bendecirán.

 

 

 

PRACTICA PARA MAÑANA

 

 

—Abstenerse de alguna cosa licita y agradable, como algún alimento, para que sirva como de vigilia, para prepararse al Mes de María.

 

 

 

 

MES DE MARIA: LAS FLORES DE MAYO.

Por LUCIO MARMOLEJO (1868).


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