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lunes, 9 de mayo de 2022

MES DE MAYO, MES DE MARÍA: DÍA NUEVE.


 


Visita a la imagen de NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, que se venera en la iglesia de la Congregación, en la ciudad de Querétaro.

 

 

   Otra de las muy célebres y milagrosas copias del prodigioso original de Nuestra Señora de Guadalupe de México, es la que existe en la ciudad de Querétaro, en el suntuoso templo llamado la Congregación, fundado por el ilustre Sr. D. Juan Caballero, quien hizo colocar allí la hermosa Imagen que nos ocupa, y a quien hemos consagrado el presente día.

 





   Desde que fué llevada a aquella ciudad, fué muy apreciada por los queretanos; pero aumentó mucho la veneración, por la maravilla sucedida en uno de los días en que se solemnizaba la dedicación del templo. Estaba en una de las torres de la nueva iglesia D. Félix Caballero, pariente muy cercano del fundador, viendo los fuegos artificiales, que para mayor solemnidad se repitieron varias noches consecutivas; y cuando concluyeron, quiso el dicho D. Félix bajar el primero, antes que se llenara la escalera con la mucha gente que había en la torre; y la mucha prisa y la oscuridad de la noche hicieron que en lugar de tomar la escalera, s e precipitara por el cubo de la torre, golpeándose fuertemente la cabeza, el rostro y todo el cuerpo contra algunas piedras sobresalientes de las paredes; y llegando al fondo, quedó sin sentido, y echando sangre por boca y narices y por las heridas; pero al caer; invocó de todo corazón a la Virgen Santísima, en su Imagen de Guadalupe, y al tercer día quedó totalmente sano y sin lesión alguna.

 




   Merecía sin duda el templo una exacta y circunstanciada descripción, por lo hermoso de su fábrica y la riqueza de sus adornos; pero el emprenderla, seria demasiado largo, y hasta cierto punto ajeno de nuestro propósito; quien lo deseare, puede ver la obra titulada: «Glorias de Querétaro,» donde hallará, sobre el asunto, cuanto pueda apetecer.

 

 



 

VIDA DE MARÍA

María en los celos de Sr. San José.

 

 

   Vuelve María de Ebron a Nazaret, y el castísimo José sale lleno de regocijo a recibirla; pero ¡cuál sería su espanto, su sorpresa y su dolor, al verla con las más claras señales de embarazo! Vuelve a su casa pensativo, pasan días y más días, y es más evidente la preñez, de suerte que aun los habitantes de la ciudad le dan los parabienes que entonces se acostumbraban; el hombre santo no puede ya disimular su aflicción, y lo nota la virginal María. ¡Qué situación la de los dos esposos! ¡qué tormentos tan crueles padecerían sus sensibles y santos corazones! Admiremos en José la resolución más heroica que ha tomado jamás un mortal, cuando determinó huir y expatriarse, para no infamar a su esposa; resolución que admiraron los ángeles del cielo; y en María, la fidelidad incomparable con que cumplió los sacrificios que había ofrecido al Señor; le había dado hasta su honor, y nada hace para defenderlo; con una sola palabra, puede volver a su esposo y a sí misma la tranquilidad; pero no la pronuncia, porque ignora si es voluntad de Dios; pero el Altísimo no puede dejar sin premio tan heroicas y nunca vistas acciones, y he aquí al ángel del Señor que anunciando a José el sublime misterio, le dice: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer; lo que ha nacido en ella es del Espíritu Santo.»

 

 


 

FIDELIDAD DE MARÍA

María, Clavel fragantísima.

(Dianthus Caryophylius.)

 

 

   Arroja el clavel sobre sus delicados tallos un gran número de bellas y olorosas flores, tan dobles y tan pomposas, que doblegan sus débiles y flexibles varas, y parece que quieren ocultar su hermosura; así como María con las hermosas flores de su fidelidad, doblegó todos los respetos humanos par a cumplir con el Altísimo, é inclinaba al suelo sus hermosos ojos, como para ocultar al mundo la belleza inmaculada de sus virtudes; pero Dios, en recompensa, manifestó al Santísimo José, y más tarde al universo entero, la fragancia exquisita de su fidelidad, que pudiera ofuscar el aroma suavísimo del más lindo clavel.

 

 

ORACIÓN

 

 

   ¡Madre admirable del Divino Verbo! ¡cuán tiernos y cuan bellos, cuán interesantes y asombrosos son todos los pasajes de tu vida santísima! hoy contemplamos llenos de pasmo aquella heroica fortaleza con que sobrellevaste ver los sufrimientos de tu muy amado esposo, por guardar fiel y escrupulosamente tus promesas a Dios; haz, Señora, que nosotros, a imitación tuya, depongamos todo respeto humano, cuando se trate de servir a Dios y guardar su santísima ley, para que, firmes en su servicio, por toda la vida, vuele nuestra alma al cielo, cuando llegue la hora de pasar a la eternidad. Amén.

 

 


 

MEDITACIÓN

 

 

1—Ponderemos la fidelidad de María y la heroicidad de José, haciéndonos cargo de las razones expuestas ya, que hacen la conducta de los santos esposos digna del asombro del cielo y de la tierra.

2—Consideremos con temerosa admiración, cuántas almas se habrán perdido por haber dejado de cumplir las promesas hechas a Dios; seamos nosotros cautos en hacerlas y muy exactos en cumplirlas.

3—Hagamos una comparación entre los bienes que nos acarrea el cumplir con los hombres y el cumplir con Dios; el cumplir con los hombres nos trae multitud de sinsabores al ejecutarlo, y después tal vez males; pero suponiendo que sean bienes, duran un día, y se disipan como el humo; mientras que el cumplir con Dios, nos da, al ejecutarlo, la dulcísima e inexplicable satisfacción que trae consigo el cumplimiento de un deber sagrado, y después nos proporciona bienes, que no roen los gusanos ni carcome la polilla; una eternidad venturosa: ¿por qué nos decidimos? etc.

 

 


 

CANTO

 

 

Mirad a José de hinojos,

Llena el ánima de espanto,

Y el corazón de quebranto

Y de lágrimas los ojos.

 

Pidiendo en su pena dura

Al Eterno Rey del cielo,

Le conceda algún consuelo

Que mitigue su amargura.

 

Porque su Esposa adorada,

Que inmaculada creyera,

Sin que dudarlo pudiera,

Mira que está embarazada.

 

Y la Madre virginal

Llora también y suspira,

Porque de su esposo mira

El crudelísimo mal.

 

¿Qué liarán los santos esposos

En tan terrible combate?

¿Sucumbirán al embate

De dolores tan furiosos?

 

No, que José determina

A su Esposa abandonar,

Primero que la infamar,

Y ocasionar su ruina;

 

Y María su dolor

Dispone sobrellevar,

Primero que revelar

Los favores del Señor.

 

Mas Dios no puede dejar

Sin premio a sus servidores,

Que quieren más los dolores

Que a sus promesas fallar;

 

Y manda un ángel del cielo

Que veloz el éter hiende,

Y hacia el esposo desciende

Par a llevarle consuelo.

 

Y le dice: «José santo,

De David excelso hijo,

Cambia en feliz regocijo

Tu doloroso quebranto.

 

    «El ser que en el seno ves

De tu Esposa virginal,

Es de origen celestial.

Del Espíritu Santo es.

 

«Y al Niño que nacerá,

Pondrás de Jesús el nombre,

Y será grande, y al hombre

Con su sangre salvará.»

 

 


 

PRÁCTICA PARA MAÑANA

 

 

—Rezar el Oficio Parvo, y los que no puedan, el Rosario a la Santísima Virgen.

 

 

 

MES DE MARÍA: LAS FLORES DE MAYO.

Por LUCIO MARMOLEJO (1868).


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