DÍA VIII.
Súplica:
Hagámosla por las personas que se dejan dominar del
deseo de los placeres.
AMOR DE SAN JOSÉ Á LA POBREZA.
Amó Señor San
José la pobreza por ser esta el estado en que a la Bondad divina plugo
colocarse y San José quiso siempre lo que quiso Dios; la amó, además,
porque por efecto de una gracia particular conoció claramente los grandes
tropiezos y las muchas inquietudes que acarrean las riquezas. Jesús en sus
coloquios íntimos le dijo: “que el pobre que trabaja y se resigna encuentra con suma
facilidad el camino del cielo.”
Amemos, asimismo, nosotros el puesto en que
nos hallamos; pongamos coto a los deseos de riqueza y honores que acaso por
ahora son poco impetuosos, pero que se convertirán más tarde en tormento para
nuestro corazón si no los sofocamos con la energía que debemos oportunamente:
si carecemos de alguna cosa exclamemos con alegría como lo hiciera San José: ¡Dios mío, de vuestra
Providencia espero mi pan de cada día!
Propósito:
Sigamos la conducta de un tierno niño que rogaba a
Dios por sus padres diciendo: “¡oh mi
Dios! dadnos no más que lo necesario cada día.”
Pensamientos piadosos Para el mes de
Marzo.
SR. PBR0. GERARDO HERRERA
Cura. Párroco de San José. (1893).
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