Vistas de página en total

martes, 9 de octubre de 2018

DE LOS MEDIOS PARA CONSERVAR LA VOCACION EN EL MUNDO —Por San Alfonso María de Ligorio.




El que desea obedecer fielmente a la voz de Dios debe determinarse, no sólo a seguirla, sino a seguirla sin demora y cuanto antes, si no quiere exponerse a grave riesgo de perder la vocación. Y si por circunstancias especiales se viere forzado a esperar, se esmerará por conservarla como la joya más preciosa que le hubieran confiado.

   Tres son los medios más principales para custodiar la vocación: secreto, oración y recogimiento.



DE LA ORACIÓN.


   En segundo lugar hay que tener muy presente que la vocación religiosa sólo se conserva con la oración; el que abandona la oración, ciertamente la perderá. Hay que  rezar y rezar mucho. El alma que se sienta llamada por Dios, haga por la mañana al levantarse una hora, o por lo menos media hora de meditación en su propia casa; y si en su casa no la puede hacer con sosiego, que la haga en la Iglesia. Por la noche debe hacer otra media hora de oración mental.

   Para alcanzar la gracia de la perseverancia en la vocación, no deje ningún día la visita al Santísimo Sacramento y a María Santísima, y de comulgar tres veces, o al menos dos, cada semana.



    El asunto ordinario de la meditación sean las verdades que se relacionan con la vocación, considerando cuán grande es el favor divino que el Señor le ha dispensado, cuan bien asegura su salvación eterna si corresponde a él, y, por el contrario, si es infiel, cuanto se expone a condenarse eternamente. Traerá con frecuencia a la memoria el recuerdo y momento de la muerte, y considerara el gozo y contento que entonces experimentará si ha obedecido a la voz de Dios, y los remordimientos y torturas de conciencia que entonces sentirá si acaba su vida en el siglo.

   A este fin ponemos más adelante algunas consideraciones que pueden servir para la oración mental de que aquí vamos hablando.

   También es necesario que todas las plegarias que se dirijan a Jesús y María, especialmente en la visita y despues de la Comunión, vayan dirigidas  para alcanzar la perseverancia; y en todas las oraciones y comuniones renueve siempre la total entrega que de si hizo a Dios, diciendo:

   “Aquí me tenéis Señor, ya no soy mío, sino totalmente vuestro. Yo me he dado a Vos enteramente, ahora vuelvo a renovar mi donación y entrega. Aceptadla, Señor, y dadme la fuerza necesaria para seros fiel y entrar cuanto antes en vuestra santa casa”.  


LA VOCACIÓN RELIGIOSA”
“Editorial ICTION” Bs. As. Argentina. Año 1981.

Si ve este libro cómprelo (Se lo recomendamos)


No hay comentarios:

Publicar un comentario