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jueves, 13 de febrero de 2020

RESPETO HUMANO: HAY GLORIA Y VALOR EN VENCER EL RESPETO HUMANO




No me avergüenzo del Evangelio, dice el gran apóstol San Pablo (Rom. 1, 16).


A mí, dice en otra parte, me es indiferente ser juzgado por vosotros o por cualquier otro hombre: (1. Cor. 4, 3).


Hay una gran gloria en seguir al Señor, dice el Eclesiástico: Él es quien prolonga nuestros días.



Porque no han renegado de Jesucristo, dice S. Agustín, pasan de este mundo al Padre celestial; confesándole, merecen la corona de vida, y la poseen para siempre.



¿Qué acto tan grande hizo el buen ladrón, dice S. Crisóstomo, para ir inmediatamente de la cruz al Cielo? ¿Queréis que os explique su virtud en dos palabras? Mientras Pedro negaba a Jesucristo, no lejos de la cruz, el buen ladrón le confesaba entonces públicamente en la cruz... (De Cruce et Latr., homil.)



La fuerza, la gracia, la salvación y la gloria están en el desprecio del respeto humano...

Jamás el cristiano valeroso se abandona de Dios ni de su religión... Si la Magdalena, el publicano, el pródigo y el buen ladrón hubiesen oído la voz del respeto humano, no habrían abandonado el camino de la perdición.



Si sufrimos con Jesucristo, reinaremos también con él, dice S. Pablo: Si a él renunciamos, renunciará él también a nosotros: (II. Tim. 2, 12).



Se han avergonzado de lo que no debían, dice el Salmista; Dios los dispersará. Porque se levantan contra él, caerán en la confusión, pues el Señor los ha despreciado (52: 6-7). He aquí un triple castigo para los que se dejan guiar por el respeto humano para agradar al mundo;

1—el quebrantamiento de los huesos, es decir, la pérdida de la vida, de la dicha, de la paz y de la salvación...;

2 —la confusión, la ignominia y la pérdida de la gloria...;

3 —el desprecio de Dios y la reprobación.


FIN



“TESOROS”
De Cornelio Á. Lápide. — 1882.

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