Debemos saber que este nombre tiene una virtud inmensa y múltiple.
Es refugio para los penitentes, remedio para los enfermos, ayuda para los que
luchan, sufragio para los que oran, pues confiere el perdón de los pecados, la
gracia de la salud, la victoria a los tentados, la fuerza y la confianza de
alcanzar la salvación.
En cuanto al perdón de los pecados, dice San Juan en su Epístola I (2, 12):
Os escribo a vosotros, hijitos, porque os son
perdonados vuestros pecados por su nombre. Y San Agustín añade: “¿Qué significa Jesús, sino Salvador? Luego por ti mismo sé
Jesús para mí. No tengas presente, Señor, mi mal, de modo que te olvides de tu
bien. Pero debe advertirse que este nombre se impone en la circuncisión; con lo
que se significa que se salvan los circuncidados espiritualmente.” Por eso dice San Bernardo: “Es necesario, hermanos, que nosotros seamos circuncidados, para
poder así recibir el nombre de salvación; ser circuncidados no literalmente,
sino en espíritu y en verdad.”
En cuanto a la gracia de la salud se dice en
el Cantar de los Cantares (1, 2): Óleo derramado es tu nombre. Porque el óleo es alivio del dolor,
y
también lo es este nombre de Jesús. San
Bernardo dice: “Tienes, alma mía, un
electuario escondido en el vaso pequeño de un vocablo, que es Jesús, el cual
jamás fue ineficaz para ninguna epidemia”. Y Pedro de Ravena: “Éste es el nombre que dio vista a los ciegos, oído a los
sordos, paso a los cojos, palabra a los mudos, vida a los muertos.”
En cuanto a la victoria en las tentaciones, se lee en los Proverbios (18,
10): Torre fortísima el nombre del Señor;
y San Marcos: Lanzarán demonios en mi nombre (16, 17); y
en San Lucas: Y volvieron los setenta y dos con gozo, diciendo: Señor, aun los
demonios se nos sujetan en tu nombre (10, 17). Y
Pedro de Ravena: “La virtud de este nombre, de Jesús, ahuyentó de los posesos
toda la potestad del diablo.”
En cuanto a la confianza saludable, dice San Juan: Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, yo lo haré (14, 13).
A
este propósito dice San Agustín: “En mi nombre, que es Cristo Jesús. Cristo significa Rey, Jesús
significa Salvador; y todo lo que pedimos por él, lo pedimos en nombre del
Salvador, y él es Salvador, no solamente cuando hace lo que pedimos, sino
también cuando no lo hace; porque cuando ve que lo que se pide es contrario a
la salvación, se muestra salvador no haciéndolo. Pues el médico conoce lo que
pide el enfermo, ya en favor de su propia salud, ya contra ella; por
consiguiente, no hace la voluntad contraria del que pide, a fin de sanarlo.”
Advierte las palabras de San Bernardo acerca de la circuncisión de
Cristo y de la imposición de su nombre: “¡Grande y admirable misterio!:
es circuncidado el niño y se le llama Jesús. ¿Qué quiere decir esta conexión? Reconoce
al mediador entre Dios y los hombres que desde el mismo comienzo de su
nacimiento asocia lo humano a lo divino, lo ínfimo a lo sumo. Nace de mujer,
pero de tal modo llega a ella el fruto de la fecundidad, que no pierde la flor
de la virginidad. Es envuelto en pañales, pero estos pañales son honrados con
alabanzas angélicas. Se esconde en un pesebre, pero es descubierto por una
estrella radiante en el cielo. Del mismo modo la circuncisión prueba también la
verdad de la humanidad tomada, y el nombre, que está sobre todo nombre, indica
la gloria de su majestad.”
(De
Humanitate Christi, cap. XXVI).
MEDITACIONES
DE ADVIENTO—NAVIDAD.
Santo
Tomás de Aquino.
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