MIÉRCOLES: JESÚS
ES UNGIDO POR UNA MUJER EN BETANIA. ACUERDO DE JUDAS CON EL SANEDRÍN.
San Mateo 26.14-16
San Mateo 26.1-13
San
Lucas 22.1-6
¿Qué
celebramos los cristianos?
MIÉRCOLES SANTO.
Hechos importantes sucederían el miércoles de esta semana santa.
Según
el Evangelio de San Juan, Jesús, seis días antes de
la Pascua, se queda en casa de Marta, hermana de Lázaro -el resucitado
por Jesús- quien también estaba sentado a la mesa
con el Señor, cuando se acercó María Magdalena con un frasco de costoso perfume
y ungió los cabellos y pies de Jesús, enjugando sus pies con sus cabellos y
besándolos. Éste acto de amor y agradecimiento de María Magdalena
enfureció a Judas Iscariote quien replicó “¿Por qué no se vendió este perfume y se dio el dinero para
los pobres?” y no estaba preocupado por los pobres sino por ser
ladrón pues era él quien llevaba la bolsa del dinero de las limosnas, a lo que
Jesús le respondió: “Déjala, que para el día de mi sepultura lo guardaba.
Porque a los pobres los tendréis siempre con vosotros, más a Mí no siempre me
tendréis”. San Juan 12.1 -11
Es
en este momento en que suceden dos hechos trascendentales. Según las visiones
de Ana Catalina Emmerich en su libro LA AMARGA
PASIÓN DE CRISTO, el gesto de María
Magdalena de ungir los cabellos de Jesús con tan costoso perfume enfureció
tanto a Judas Iscariote que ese mismo día tomó la resolución de tratar con los
judíos el precio a convenir para entregarles a Jesús. Por otro lado, la respuesta de Jesús a Judas Iscariote va dirigida a
todos sus discípulos y presentes y es el primer anuncio de su muerte, lo que
causa gran tristeza y pesar entre sus discípulos.
San Mateo en su Evangelio relata que uno de los doce llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo:
“¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?”. Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata, y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselos.
Este
hecho es una llamada de atención para que no nos comportemos como Judas y
pidamos al Señor que, de nuestra parte, no haya traiciones, ni alejamientos, ni
abandonos.
Hay
imágenes de Cristo crucificado que muestran una llaga profunda en la mejilla
izquierda del Señor, y cuentan que esa llaga representa el beso de Judas.
Digámosle al Señor que deseamos
serle fieles y cuando una tentación amenace arrojarnos por el suelo, pensemos
que no vale la pena cambiar unas monedas por la felicidad de la vida eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario