JUEVES SANTO: LA
ÚLTIMA CENA. JESÚS PREDICE LA NEGACIÓN DE PEDRO Y LA TRAICIÓN DE JUDAS.
INSTITUYE LA EUCARISTÍA Y EL ORDEN SACERDOTAL. LA ORACIÓN EN GETSEMANÍ.
San
Marcos 14.12-25
San
Mateo 26.20-35
San
Marcos 14.32-42
San
Mateo 26.36-46
¿Qué
celebramos los cristianos? JUEVES SANTO:
EL MANDATO DE
AMOR FRATERNO, LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA Y EL ORDEN SACERDOTAL. LA AGONÍA
EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ.
Después de la Santa Misa se celebra el lavatorio de los pies. Los cristianos acostumbran a
recorrer las siete iglesias entre la tarde y la noche, recorriendo en cada una
el Vía Crucis. El jueves y Viernes Santo son
fiestas de guardar por lo que es obligatorio el asistir a la Santa Misa. En este jueves santo se
recuerda la institución de la Sagrada Eucaristía, regalo del Cielo para los
hombres. Cristo se queda entre nosotros en Cuerpo y Sangre para
fortalecernos conociendo nuestra debilidad humana.
El
momento de ofrecer su vida en remisión de los pecados de la humanidad se
acercaba y era tan grande su Amor que, en su sabiduría infinita, encontró la
manera de irse y quedarse al mismo tiempo. Él mismo
irá al Padre, pero permanecerá con los hombres para siempre bajo las especies
del Pan y del Vino que luego de la Consagración se transforman en Su Cuerpo y
Su Sangre, Su Alma y Su Divinidad.
San
Juan relata que Jesús lavó los pies a los
discípulos antes de la última cena. Juan 13.1-20
Con
ese acto les dio una lección de humildad y a todos nosotros nos dejó la lección
de estar limpios en cuerpo y alma antes de recibirle en la Sagrada Eucaristía.
Ana Catalina Emmerich en su libro LA AMARGA PASIÓN DE CRISTO relata cada detalle de sus visiones sobre la Institución de la Eucaristía, y relata que luego
de que Jesús le dice a su discípulo Juan quién es el que le va a entregar, le
da a comer el Pan remojado en Vino a Judas Iscariote. En ese momento,
habiendo recibido la Eucaristía en pecado entró Satanás en él y Jesús le dijo: “Lo que tengas
que hacer hazlo pronto” saliendo
Judas Iscariote del cenáculo a prisa. los discípulos creían que iba a hacer
algún recado que Jesús le había encargado, sin embargo, su traición ya estaba
próxima.
Luego de cenar salió Jesús con sus discípulos al huerto de
Getsemaní donde fue a orar. La
mayoría de ellos se quedaron en un determinado lugar mientras que Jesús se
adentró en el huerto con sus discípulos Pedro, Juan y Santiago (hermano de
Juan). Es aquí donde Jesús les dice a ellos tres “Quedaos aquí mientras yo voy allá a orar” y adentrándose en una especie de cueva muy
apartada fue donde tuvo las visiones de todo lo que le acontecería: vio los pecados de la humanidad por los cuales debería
sacrificarse (y que jamás había podido concebir en su santa humanidad), contempló con anticipación las almas que habían de
condenarse y contempló la inmensa multitud de réprobos que serían condenados
por sus pecados y se quejó amargamente de esos desesperados, perdidos y
desgraciados pecadores.
En su tormento sudó sangre y fue atormentado por visiones del
maligno que le tentaba una vez más para que desistiera de su misión.
También fue consolado por un ángel del Cielo quien le mostró la
predestinación de aquellos que se salvarían mediante los méritos de Su Pasión y
le consoló. Le dio de comer algo y le dio de beber de un Cáliz que llevaba
consigo y dejándole desapareció (“La Amarga Pasión de Cristo” de Ana Catalina
Emmerich).
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